El Año Nuevo es, sin duda, uno de los festejos más esperados y de mayor relevancia. Aún en esta fecha es posible cenar deliciosos platillos sin sacrificar tu régimen alimenticio. ¿Cómo? Sigue leyendo.
Familias enteras se reúnen, y en las mesas casi siempre abundan menús ricos en grasas saturadas, azúcares refinados y carbohidratos. Y aunque resulta imposible negarse a dichos manjares, puedes reducir al máximo el consumo de estos ingredientes sin castigar tu paladar.
Prepárate: Investiga con anticipación qué habrá de comer y mentalízate a probar sólo un platillo.
No: Indiscutiblemente debes alejarte de cremas, quesos y mantequillas; olvídate además de los alimentos capeados o fritos, ya que son verdaderas bombas de calorías y perjudican la mucosa gástrica.
Sin caprichos: “Comer con hambre te ayudará a establecer la porción exacta que tu cuerpo necesita”, explica la nutrióloga Diana Andere. Al respecto, recomienda no saltarse las demás comidas del día con tal de “comer de todo durante la fiesta”.
Horario: Debe transcurrir una hora, por lo menos, entre la cena y el momento de ir a la cama; de lo contrario, tendrás problemas de digestión y tu cuerpo procesará de forma incompleta los alimentos.
Combinación ideal: Toma en cuenta que la cena ideal está integrada por una ración de verduras, una pequeña de carbohidratos y una más de proteínas. ¿Qué te parece festejar este Año Nuevo con una ensalada de lechuga, pasta y atún?
Snacks: Seguramente hallarás botanas como cacahuates y frutas secas. Recuerda que éstas aportan el mismo número de calorías que las frutas frescas. “Lo que cambia sólo es el tamaño”, agrega la especialista.
Bebidas: Es común olvidar el aporte calórico de las bebidas, en especial las alcohólicas. Ahora deberás considerar que un trago elaborado con dos medidas de alcohol, más una de refresco, representa cerca de 250 calorías y una copa de champaña hasta 120.
No se trata de que te reprimas durante esta celebración; la intención es sólo continuar con tus buenos hábitos alimenticios.
